Desde luego, el título de mi reflexión de hoy parece bastante obvio… No somos ni sillas, ni mesas, ni armarios, ni nada del mundo, material…
Hay autores que cuestionan la existencia de algo más allá en las personas que nos distingue de los objetos… Pero yo, como Ferviente creyente en una dimensión más metafísica de los humanos, pienso que por supuesto que hay algo más…
A menudo me llama la atención, un dicho que se pronuncia como si de un mantra se tratase… Normalmente esto se hace cuando una relación de amistad, de pareja, o de cualquier otro vínculo humano, llega a su fin o está bastante tocada
Aquello de que “ cuando el vaso se rompe, ya no hay posibilidad de reconstruirlo “… yo no sé si las personas alguna vez nos hemos preguntado, acerca de esta desvalorización de la condición humana
Por supuesto que cuando un vaso se rompe en 1000 pedazos, no hay posibilidad alguna de reconstrucción para el mismo… Pero creo, y muy segura de ello, que las personas no somos vasos, como he dicho al principio… Y siempre queda alguna mínima posibilidad, por remota que sea esta, de poner todo en orden, o hacer un esfuerzo por entenderse…
No, las personas no somos objetos, por mucho que haya quien se empeñe en hacer tal absurda comparación
Nunca confundas objeto con persona
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