Su preocupación por este tema, les ha llevado a crear asociaciones, organizaciones, premios, tendencias, pensamiento y sentimiento de culpabilidad; ah, y, hasta tenemos premio Nobel.
El ser humano está destruyendo el planeta¡¡¡¡¡; no te jode, quién no se va a sentir mal siendo culpable de tal estropicio?
Los polos se están derritiendo¡¡¡¡¡¡; y quién no se derrite ante tanto “acalorado”?.
Los desiertos avanzan amenazando la vida y cultura conocidas¡¡¡¡¡¡; bueno, pues nos cambiamos de sitio.
El mar amenaza las costas pobladas¡¡¡¡¡¡¡¡; puede que las costas no debieran estar pobladas, más que nada, para evitar que la jodida arena se te meta en casa.
Ya ha habido adivinos con anterioridad que acojonaron al populacho, uno de ellos fue Tomas Malthus; en 1798 aseguró, que en el año 1888, no habría alimentos para abastecer a toda la población existente en esa fecha.
Es muy fácil aventurar lo que va a ocurrir dentro de 300 años, ninguno de los presentes va a estar disponible para echarte en cara tus fallidas profecías.
Ahora criticamos a Malthus por su pericia adivinatoria, pero yo estoy seguro, que a él, le importa una mierda; una prueba de ello, es que ni se molesta en contestar.
Los que se dedican a estudiar en lugar de adivinar, no tienen ninguna duda: el ser humano no intervino, “ para nada” , en la creación del planeta y para disgusto de los que se sienten importantes, no va a tener nada que ver con su posible destrucción.
El negocio del cambio climático, está moviendo miles y miles y miles de millones de dólares; una parte importantísima en publicidad ( pancartas, folletos, viajes, etc.), que como todos sabemos, está contribuyendo de una manera notable a revertir esa apocalipsis medioambiental.
El planeta que habitamos, ha superado y superará cualquier intervención humana, ínfima, si la comparamos con las grandes catástrofes o cataclismos que han sucedido con anterioridad (glaciaciones, asteroides, recomposición, emisiones de Co2 que el hombre no será capaz de causar nunca) y que están suficientemente demostradas.
El fin del nomadismo, nos ha convertido en “extraños dueños” de algo que no nos pertenece: nos hemos hecho “propietarios” del lugar donde habitamos, en lugar de pensar como inquilinos y considerar, que el verdadero propietario, nos puede hacer cambiar de lugar, y, vuelta a empezar.
Para aquellos que creen que la mano de Dios está detrás de todo esto, para los que creen que la vida en la tierra es fruto de la casualidad (asteroide proveniente de Marte y que contenía molibdeno), para los que piensan que Belén Esteban es la princesa del pueblo; un mensaje:
Tranquilos, tranquilos; que si esto se acaba, si esto se va a acabar; no va a haber quién lo pare y, menos, alguien que comparte clivaje con los nematodos .
No está nada claro ,si los humanos, fuimos ya colocados en la Tierra o “plantados “y, claro, salió lo que salió.
Nos creemos superiores por estar dotados de inteligencia, pero da la impresión, que esta, la inteligencia, está lastrando nuestra insignificante importancia.
Lo que si está claro, es que si le echas un poco de “jeta” a la vida; como resulta que estás rodeado de idiotas, tienes muchas garantías de destacar en cualquier disciplina.
Y, sí, se siente, el cambio climático está presente¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡