Una de las prendas favoritas de la recién licenciada en Bellas Artes Marina Cavadi (Valladolid, 2002) es un abrigo que su abuela vestía hace más de seis décadas, y eso es predicar con el ejemplo, porque la exposición fotográfica que la artista pucelana presenta en el festival CreaVA 25 habla de desgaste, abandono y pérdida.
Siempre con una cámara fotográfica Canon EOS 80 colgada del cuello, Cavadi ha ido creando desde su adolescencia un archivo personal rico y voluminoso. Buceando en él, y realizando un cribado, ha logrado recopilar el material para el proyecto “Los impares”. El público que lo visite hasta finales de mes (en el laboratorio de creación artística 11 Filas, calle Alonso Berruguete, 2) podrá saltar de Turquía a Marruecos y de la India a Italia, pero siempre desconfiando de una sociedad de continuo consumo.
“Compras algo y a la mínima que se ha estropeado un poco o se ha pasado de moda ya te compras algo nuevo”, explica Cavadi para Social24Horas. “Esa capacidad de poder envejecer y de poder pervivir con los distintos achaques y desgastes que deja el tiempo está imposible a día de hoy, y realmente eso es lo que le da carácter a las cosas, y lo que hace que se note que han sido vividas. Dejar que las cosas se desgasten se ha vuelto un privilegio”.

“Los impares”, el trabajo que le está dando tantas alegrías, es un proyecto que se configuró a posteriori, no fue premeditado. “Me gusta disparar a lo que me apetezca, a lo que me llame la atención, y luego componer el relato”. No salió a buscar específicamente los objetos que protagonizan la exposición, pero se fue encontrando con “fotografías que se relacionan unas con otras”. No puede negar, y no lo quiere negar, que rebuscar en mercadillos y rastros de cualquier geografía es una de sus pasiones. “Siempre he pensado que cuando tenga mi propia casa voy a tener una especie de gabinete de curiosidades lleno de cosas antiguas”.
Le encuentra esta exposición a Marina Cavadi alegre por la experiencia de la residencia durante cuatro meses en Galerías VA. Ha interactuado con otros artistas, ha comisariado exposiciones realizadas por sus alumnos y ha desarrollado unos cuantos proyectos, incluyendo uno dedicado a los bordados: “Una técnica artesanal o artística, como lo quieras llamar, que siempre ha estado muy denostada, muy relegada a lo doméstico, a lo femenino y todo esto”, recuerda. “La utilizo para decir que en esta parte privada y doméstica es donde se generan las historias del grupo, donde se genera comunidad, ahora que ya no es tan fácil reunirse, ni siquiera en los pueblos. Ahora hay más individualismo, se ha ido perdiendo esa memoria colectiva”.