Mayorga tiene mil cuatrocientos habitantes, y bajando (se va vaciando irremediablemente), pero cuenta con una sala que es un milagro, la sala Secretos, que acumula ya treinta y seis años de programación. Jamás hubiera imaginado Tomás del Pozo, cuando abrió las puertas del local la primera noche, que tres décadas después en su biografía aparecerían nombres como Antonio Vega, La Guardia, Los Delinqüentes, José Ignacio Lapido, Los Secretos, Los Rebeldes, Tennessee, Cómplices o Los DelTonos.
El próximo intrépido que pasará por este clásico escenario de la comarca de Tierra de Campos, este sábado 8 de marzo (23:00), es el navarro Alejo (Tudela, 1992), el que fuera vocalista de Con X The Banjo. Alejo llega con nuevo disco, Diamantes, y con un estilo que hace honor también a otros artistas que trasnocharon en Mayorga, como Quique González o Los Limones. También les encanta a los que les gusta Leiva.
“No he estado nunca en Mayorga”, reconoce Alejo en conversación con Social24Horas, “pero veo superinteresante ir allá donde haya alguien que quiera escuchar música en directo, donde estén interesados en nuevas canciones”. Alejo ha actuado en la madrileña sala Siroco en esta misma gira, lo hará el 14 de marzo en la sala Z (Zaragoza), el 28 de marzo en la sala Pícaro (Toledo), y en abril visitará Bilbao y Pamplona.
Tomás del Pozo, dueño del local, cree en el proyecto del joven músico y en el nuevo disco (Diamantes, Alas de gárgola, Tenemos algo que solucionar), y no ha dudado en incluirlo como gran referente del mes de marzo en su programación, para continuar la saga de esta sala añeja, que es su vida. “La sala Secretos me da buen feeling”, explica el artista tudelano: “Se mantiene gracias a estas apuestas, con un circuito de gente a la que le gusta ir allí a ver conciertos”.
En 2022, Alejo dejó atrás, sin traumas, a su antigua banda para presentar su primer LP, La fiesta era para otros. Con dos magníficas cartas de presentación, Autoayudas y Paso firme, pasaba la página del sueño que todo el mundo tiene: “Una banda es la cosa más divertida del mundo. Pero, como todo en la vida, tiene que haber transiciones. Llegó un momento en que necesitaba ser responsable de todas mis decisiones artísticas”.
Su paso por Mayorga saca a relucir una problemática común a muchos otros músicos del país, y de muy distintos calibres. Aunque se considera afortunado (recuerda cómo ha ido avanzando con humildad y poco a poco, saboreando momentos imborrables como el show en la plaza del Trigo -Aranda de Duero-, en pleno Sonorama, ante ocho mil personas), el circuito le parece un poco difuso. “Los festivales están muy guay, no voy a ser yo quien los critique”, recalca, “pero en cambio tocar en salas es cada vez más difícil. Hay que tener cierta estructura económica. Tienes que alquilar una sala, pagar hoteles, viajes”.
Es lo mismo de lo que se ha quejado todo un gran referente como Rubén Pozo, ex de Pereza. Lo complicado que es poder llegar a tocar fuera de tu provincia. “No puede ser”, lamenta Alejo, “que la única manera para tocar sea o en festivales o contratados por ayuntamientos”.
En todas las vueltas y vueltas que ha dado por las tablas de buena parte del territorio nacional, tanto con su anterior proyecto como en solitario, ha tenido la oportunidad de compartir velada con artistas que admiraba, grupos a los que escuchaba sin parar. No es fácil elegir sus preferencias: “Tengo varios favoritos. Una banda a la que tengo mucho cariño es a M-Clan. A Carlos Tarque lo conozco desde hace muchos años. También al Chapo (Iván González). Es un mundo bastante más pequeño de lo que parece, y hay mucha camaradería”.
Tan pequeño es el mundo, en efecto, que muchos de nuestros artistas favoritos hicieron escala alguna vez en Mayorga, para tocar en la sala Secretos, recién llegados de algún gran bolo, camino de algún festival, llenando de música la noche de esa Castilla que se vacía. Alejo es el siguiente.
VDL