La cultura, ese compendio de conocimientos, creencias, arte, moral y costumbres, es muchas veces un desfile que le pasa a la gente por delante de la puerta de su casa, sin que, por diversos motivos, se enteren. Buena parte de la población ni protagoniza el baile ni tan siquiera se asoma a verlo por la ventana. Son, a lo sumo, testigos de esa cultura. Esto es exactamente lo que sentían un grupo de jóvenes que hace casi tres años crearon un club de lectura. Empezaron leyendo Hamnet, de Maggie O’Farrell.
La idea original es de Alicia de Miguelsanz, filóloga. Quería mover cosas, llevar a la acción algunos de los esbozos que se acumulaban en su cabeza. Juntó a amigas, amigos, compañeros de estudios. Leyeron y analizaron también Panza de burro, de Andrea Abreu, y Pequeñas mujeres rojas, de Marta Sanz. Según avanzaba 2023, evolucionaban ellos. El siguiente paso fue una revista digital, y acto seguido surgió la asociación juvenil Epokhé.
La primera intención era fomentar la participación juvenil en la cultura local. “Lo que veía mucho es que en Valladolid hay una agenda cultural muy tocha, pero la gente joven no participamos”, cuenta Alicia, que asume las funciones de presidenta. Social24Horas conversa con ella y con varios integrantes de la asociación en el marco de la X Feria Creativa de Galerías Valladolid, espacio donde son residentes. “Hay mucha gente joven que tiene interés, pero, primero, no se enteran de las cosas, y, segundo, no te parecen tan atractivas porque como no ves a más gente joven participando tú también te sientes un poco raro. Dices ¿aquí pertenezco o no pertenezco?”.
Es una época y una edad de muchos cambios para todos ellos, van mes a mes, año a año. Saben que el límite de una asociación juvenil son los treinta años, pero durante este tiempo seguirán remando para acercar la cultura a la juventud pucelana. Poder presentarse y ser elegidos para una de las residencias artísticas en Galerías Valladolid les ha dado la vida. Allí desarrollan un laboratorio editorial, un proceso de creación colaborativa.
El resultado final de su trabajo es un fanzine elaborado por y para jóvenes. Escogieron este formato por razones económicas y también por la carga reivindicativa intrínseca que suelen llevar este tipo de publicaciones. Los miembros de la asociación tienen diversos perfiles: redacción de ensayo y crítica cultural, redes sociales, diseño, distribución.
Alba García Gómez es la secretaria de la asociación; Raquel Solana, la tesorera; José Antonio López es el jefe de redacción. En la plantilla del laboratorio editorial figuran Mónica Sanz, Eva Mateos, Alba Álvarez, Victoria Moreira, Yaros Martín, Martina Cabrero, Escarlata Gómez, Raquel Tejido y Luisa Estrada. Provienen de diversos barrios de la ciudad, y también de localidades cercanas. Antes se tenían que juntar (no cabían todos) en el salón del piso de Alicia, pero ahora cuentan con el local de Galerías Valladolid.

Con una estructura cada vez más robusta, Epokhé se define como una iniciativa cultural que propone abrir un paréntesis en el caos para participar y visibilizar el tejido cultural de Valladolid: “un espacio nómada que cohabita los espacios propios de la ciudad con la mirada de la literatura, el arte, el cine y la filosofía”.
Gritan bien alto que la cultura también les pertenece, por eso divulgan sus publicaciones en los puestos de una Feria Creativa que ha juntado en este rincón de la calle López Gómez a una selección de ilustradores y diseñadoras locales. Escriben sobre arquitectura, sobre pintura, sobre cine (se empaparon todo lo que pudieron de la última Seminci, donde precisamente Hamnet, la película basada en la primera novela de su club de lectura, ganó el Premio del Público de la Sección Oficial Internacional).
Los objetivos del colectivo, ahora que ya llevan varios meses de trabajo serio y concienzudo, son: crear una comunidad dentro de un espacio seguro; generar espacios lentos donde las personas sean las protagonistas, y no el reloj; instalar a la juventud como sujeto cultural; acercar la cultura a gente joven de forma atractiva; entender la creación artística de una forma transversal; motivar propuestas culturales académicas fuera del entorno universitario; y fomentar la participación y colaboración con otras asociaciones y con otros espacios e instituciones culturales.
En la X Feria Creativa, había también jóvenes que vendían sus primeras creaciones en el puesto de la asociación, junto con los fanzines del proyecto del laboratorio editorial. Epokhé trata de echar una mano amplificando estos proyectos artísticos individuales. No solo quieren desfilar: planean estar en el centro del baile de la cultura vallisoletana.
Víctor David López



