Un ciudadrealeño, dos oscenses, un madrileño y uno de Kansas City: veloces, furiosos y, siempre que tiene ocasión, desternillantes. El quinteto formado por Paco (Frankie) Ríos (voz y guitarra), Fer Naval (voz y guitarras), Jorge Betrán (batería), Abel Maregil (guitarras) y Tommy Dewolfe (bajo) ya va por el cuarto trabajo (ojo que eso no es para cualquiera): el notable Gran Hostal.
Hablan de cosas que nos afectan a muchos, pero pocas (muy pocas) bandas lo dicen como lo dicen ellos. Social24Horas conversa con Frankie Ríos, en las horas previas de su concierto en la vallisoletana sala Cientocero, este viernes 11 de abril, desde las 21:00.
PREGUNTA. De Camellos llaman la atención varias cosas, la primera es la verborrea. Es algo que hace tiempo parecía que no era una de las principales características del pop-rock español. Quizá sí que aparecía más en algún otro estilo, como el hip hop. Ahora todo ha cambiado: soltáis por la boca lo primero que se os ocurre.
RESPUESTA (FRANKIE RÍOS). Sí, sí, lo primero que se nos ocurre. A veces es así. Y otras veces lo mezclamos con algo que ya estaba ahí guardado. Intentamos colar cosas serias con nuestra forma de decirlas y nuestro sentido del humor, y, bueno, no es tan fácil, claro. A ver cómo sacas tú equis temas serios con una broma de por medio que no parezca una estupidez. Intentamos intercalar como se pueda.
P. Otra cosa que llama la atención de Camellos: el método democrático de escritura de las letras.
R. Sí, la música normalmente nace de Fer y de mí, que somos los dos cantantes y guitarras rítmicas. Luego ya en conjunto lo perfilamos y lo acabamos. Las letras sí que son algo más comunal. Es decir, viniendo de una idea de alguien lo vamos elaborando. La letra es lo que más tiempo nos lleva. Nunca sacamos nada incoherente con la forma de pensar del resto.
P. Es democrático y es también bastante generoso lo de firmar todo juntos. Las canciones o eran de Lennon o eran de McCartney, aunque firmaran juntos. Todos a medias es difícil. La idea será más de uno, aunque vaya firmada por todos.
R. Sale de manera bastante natural, porque nosotros ya éramos amigos de antes, entendemos perfectamente por dónde va el otro. Lo que tiene sentido es firmarla juntos porque la espontaneidad se derrama por las ramas de todos, no por un solo tronco de árbol.
P. Tercera cosa que llamada la atención: el sello discográfico propio, Candorro (mismo nombre que la preciosa última canción de Gran Hostal). ¿Cómo convive con Ernie Records, cómo organizáis todo esto?
R. Convive bien porque al final Candorro lo que hace es coeditar, teniendo en cuenta que la editorial grande es Ernie Records. También se dedica al merchandising de Camellos. Candorro es como un alumno aventajado de lo que ya se ha conocido a través de Ernie. Sale desde dentro de Camellos pero no pisa la manguera a Ernie (que, por otra parte, lleva también la contratación de nuestros conciertos).
P. Hay una frase que resuena mucho en la canción Quién se ríe ahora, cuando empieza la parte del spoken word (cuando empezáis a despotricar), esa de “¿a qué colegio fuiste?”. Y tú, ¿a qué colegio fuiste?
R. Yo, aunque nací en Ciudad Real, crecí en Madrid realmente. Colegio e instituto público. Colegio Joaquín Costa e Instituto Gran Capitán, ahí por donde estaba el Calderón.
P. ¿Tus compañeros son de colegio público también?
R. Sí. De Tommy no lo puedo asegurar, porque nunca le he preguntado a qué tipo de colegio fue en Kansas, pero los demás sí.
P. Parece que se nota y que encima hacéis que se note.
R. Sí, a ver, hace poco tuvimos un… tampoco un rifirrafe sino una conversación con un par de personas que vinieron a un concierto de Camellos, porque les molestaba mucho que tratáramos temas políticos de manera explícita. Y, claro, yo, sin querer sonar ofensivo, a uno le dije ¿pero tú te has caído de un árbol? O sea, quiero decir, si venías a conciertos de Camellos, ¿cómo no habías entendido nuestra postura ante el mundo? ¿Cómo es posible que te pille por sorpresa? Lo que pasa es que no vamos a llevar chapas ni banderas ni pegatinas políticas, pero yo pensaba que transpiraba nuestra manera de ver el mundo, ciertas posturas sociales. La pluralidad y apertura de mente con la que sales de un colegio público la llevamos por bandera.
P. ¿Con la de Rompiendo España os han dado algún palo en algún lugar o habéis salido ilesos?
R. No, palo no. Hay gente que no sabe dónde acaba la broma y dónde empieza la realidad. Lo que pasas es a que nosotros, cualquier nacionalismo, tanto el español recalcitrante como los periféricos, nos dan igual, nos dan exactamente igual. Por tanto, me puedo reír igual tanto de quien considera que España es una, grande y libre, como de quien considera que su tierra es la tierra elegida y claramente distinguida de la de los demás, y con una raza superior. Eso nos provoca tanta risa que decidimos intentar ofender al máximo de personas posible en una letra y ya que cada cual… No caben todas las provincias en una letra. Elegimos unas cuantas, rimaban. De hecho, metimos Ciudad Real aposta, para que no se dijera que no nos metemos con los de casa.
P. Muchas de vuestras canciones tocan problemas de casi todos, problemas del pueblo: de curro, de vivienda, como en 1900, con el renting, o el coliving (lo de no tener dinero para vivir solo y verse obligado a compartir piso).
R. Claro, de eso es de lo que habla el interludio de esa canción, que ofrece el alquiler por horas de un sofá. Intentamos no ser demasiado urbanitas, pero esto es que afecta a todas las ciudades. En este tema ya nos habíamos metido en otra ocasión, en el anterior disco, con Compañera de piso, que bromeaba un poquito con el tema de que ya para buscar un piso había prácticamente un casting. Esto está desquiciado. Yo ahora mismo me tengo que cambiar de casa, y es una esquizofrenia total.

P. Uno de los temas más sorprendentes es uno antiguo que habéis resucitado ahora, Loros, que además viene con un videoclip que no tiene absolutamente nada que ver.
R. Efectivamente, es una manera de desubicar a la gente. Esa canción creo que es la más surrealista del disco, se compuso hace ocho o nueve años, quizá cuando las letras eran un poco más alocadas, menos centradas en temas. Decidimos que, para desubicar del todo, el videoclip no iba a tener nada que ver.
P. Es un vídeo futbolero y madridista. ¿Sois todos madridistas?
R. Sí, todos.
P. Hay una primera parte de fustigación, con una recopilación de pesadillas blancas.
R. Como la de este martes (contra el Arsenal).
P. Cierto, podríais actualizar el vídeo perfectamente.
R. Totalmente. Al final, de una manera estúpida o utópica, siempre reivindicamos que somos gente del Real Madrid pero no por eso estamos asociados con los clichés que se relacionan con el madridismo: gente ultraconservadora, gente de bien, de gente intolerante. No. Os confundís muchísimo si pensáis que todo el madridismo es eso.
P. ¿Hay esperanza en el madridismo entonces?
R. Sí. Sin ir más lejos, nosotros siempre intentamos juntarnos para ver los partidos y los solemos ver en los barrios en los que vivimos, y miras a tu alrededor y dices ¿de dónde han sacado eso de que la gente del Madrid va a al hipódromo y al Valle de los Caídos? Pero bueno, ya está, lo del videoclip era una manera de desubicar del todo: la canción con esas imágenes.
Víctor David López