Siempre he apostado por quererse a uno mismo… Y, si bien es cierto que, nos han educado con la consigna de que lo bueno nuestro nos lo tiene que decir los demás, yo creo justo todo lo contrario… No me parece nada de malo reconocer que yo soy talentosa cuando lo soy, o que alguien que es aventurero, es un valiente, pues porque lo es… El problema de todo esto, es cuando nuestro ego nos desborda…
Hace escasamente un mes tuve, no sé si decir la suerte o la desgracia, porque yo creo que de todo se puede aprender algo, de acudir a consulta con una psicóloga de esas a las que la profesión les viene demasiado grande…
Por supuesto que confío en la psicología, faltaría más siendo yo psicopedagoga, en lo que no confío tanto, es en estos profesionales que aprovechan tu vulnerabilidad para llevarte a su terreno, y que todo lo leen Desde un punto de vista sesgado que ellos poseen… Pero si cabe, lo que más me llamó la atención de esta persona, fue como criticaba a referentes de la psicología moderna, que desde luego han hecho más historia que ella… De Sigmund Freud, decía que era un misógino, cosa normal por cierto, en el siglo XIX, y que creo que él no haya sido la excepción… Y de Francine Shapiro, la creadora de la terapia conocida como MD R, decía que le caía mal… La verdad es que esto último lo apostillaba con tanta seguridad, que de no ser porque me parecía inverosímil, creía que esta mujer se había tomado un café con ella… Caerte mal alguien sin conocerle de nada, y mucho más decirlo, me parece algo bastante superficial y, desde luego, para una psicóloga algo falto de tacto…
Y es eso, el ego tan inflado que tenemos a veces que no somos capaces de ver más allá de nuestros propios alcances y de darnos cuenta de que todas esas personas a las que tanto criticamos, no solamente han sido un modelo, si no que han aportado más que nosotros mismos




