El Sindicato de Vivienda de Valladolid recopila las reflexiones y las valoraciones del encuentro sindical celebrado la semana pasada en El Farol de Cantarranas dentro de la campaña “En Valladolid no te dejan vivir”. En la jornada, invitaban a la población vallisoletana a asistir a diferentes actividades, incluyendo un taller de defensa del inquilino, una asesoría colectiva y la grabación de un podcast en directo en colaboración con Lula Comunica.
Dentro de la programación del encuentro sindical, se explicó desde un punto de vista jurídico cómo pueden gestionar los inquilinos los abusos más frecuentes que cometen los propietarios, normalmente en contra de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Estos abusos incluyen la no devolución de la fianza al finalizar un contrato de alquiler, las excesivas subidas de la renta, y la resolución de un contrato de arrendamiento por parte del propietario antes de lo estipulado, por ejemplo, con la excusa no siempre cierta de que necesita el inmueble para disfrute propio o de un familiar.
Uno de los casos que se analizó en el encuentro, y que empieza a convertirse en un clásico en el territorio nacional, fue el de una inquilina residente en un apartamento en la plaza de San Miguel. Una empresa ha comprado todas las viviendas del edificio para destinarlas a pisos turísticos. La inquilina remarca que “echaron a todos de sus casas, incluida la frutera del local de abajo”. Ella, sin embargo, resiste. Tiene contrato de alquiler en vigor. Desgraciadamente, ahora se enfrenta a grandes obras en el edificio que pueden afectar a su bienestar, privacidad y seguridad.
“Esto demuestra cómo problemáticas típicas de grandes ciudades como Madrid o Barcelona afectan cada vez más a la población de ciudades medias como Valladolid”, explican desde el sindicato, “donde la vivienda una vez más se vuelve a entender como una mercancía a la que sacar rentabilidad económica y no como una necesidad básica para el bienestar de la clase trabajadora”.
El análisis y la conclusión de este encuentro sindical, a pesar de la crudeza de algunos relatos, son positivos. “La verdad es que ha venido más gente de la que se esperaba”, comentan desde el Sindicato de Vivienda de Valladolid. “Todo el mundo ha participado de manera activa y algunos incluso van a empezar a militar en el sindicato”. Estas labores sindicales se van articulando en asambleas, que llevan funcionando ya varios años y que ahora se celebran cada dos semanas los miércoles a las 20:30 en la sede del sindicato: calle Vizcaya, 1, en el barrio de las Delicias.




