Shih-Ching Tsou eligió el mercado nocturno más concurrido de Taipéi (Taiwán) para narrar de manera magistral la historia de una familia con turbulencias financieras y muy mala suerte, iluminada por el carisma de una niña (Nina Ye) que llena la pantalla por completo. Ella es “La chica zurda”, y el cuento que se cuenta avanza durante 108 minutos con ingenio, pero sin estridencias.
Tradiciones y religiones han estigmatizado desde el principio de los tiempos el lado izquierdo, y esto es el punto de partida de esta aventura. Recordemos que la izquierda era considerada como la mano del diablo. Leyendas de este tipo inspiraron a la directora en este trabajo: “Mi abuelo me llamó un día y me dijo que no usase la mano izquierda, porque aquellos que la usan pueden sufrir una maldición”.
El siguiente paso fue llevar la obsesión y el temor de una niña a un escenario tan laberíntico como el del mencionado mercado nocturno. Allí Tsou optó en ocasiones por filmar con teléfonos móviles, para adentrarse en ese frenetismo de idas y venidas con mayor facilidad: «Fue muy natural el uso del iPhone, porque no es tan intimidante para un actor en sus primeros pasos y porque además nos permite tener un equipo de rodaje más discreto y mucho más móvil» ha declarado.
Fue fundamental para la directora no contaminar el ecosistema de los puestos del mercado para poder filmar con naturalidad a los ciudadanos. Todo ello se adereza con el fabuloso trabajo actoral completado por Shi-Yuan Ma y Janel Tsai, nacidas, parece ser, para interpretar estos papeles en una película que ya ha enamorado a Valladolid y a la Seminci.
Hay fotogramas en “La chica zurda” que podrían estar expuestos en un museo. Se van enlazando a medida que todas las protagonistas van cometiendo errores, en un desastre controlado a veces, y otras veces no.
V.D.L.




