El Ayuntamiento de Valladolid sigue sin elevar el nivel de alerta por contaminación de ozono, a pesar de que los datos de las estaciones de medición obligan a ello, lo cual conllevaría la restricción del tráfico en el interior de la zona de bajas emisiones, así como la limitación de la velocidad a 30 km/h en las vías limitadas a 50 km/h del casco histórico y la reducción de determinadas vías a un solo carril. A su vez, tendría que darse prioridad al transporte público (que amplificaría su capacidad) como medida de persuasión para aumentar su uso, e intensificarse la distribución de bicicletas del sistema Biki.
Ecologistas en Acción vuelve a incidir en que la nota informativa publicada hoy miércoles por el Servicio de Medio Ambiente prevé de nuevo la acumulación de tres días consecutivos de superación del valor objetivo para la protección de la salud, establecido por la normativa vigente en 120 microgramos de ozono (O3) por metro cúbico de aire, entre mañana jueves 14 de agosto y el sábado 16 de agosto.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Valladolid sigue incumpliendo su propio Plan de Acción en Situaciones de Alerta por Contaminación del Aire Urbano al no activar la Situación 2, como es obligado “cuando se prevea una superación en 120 ug/m3 de O3 como máximo diario de las medidas móviles octohorarias en una estación durante tres días consecutivos” (punto 3.2 del Plan de Alerta).
El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo” por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias. Por inhalación, provoca un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el ozono ocasionó en 2022 entre 75 y 130 muertes prematuras en la provincia de Valladolid, cebándose en la población infantil y anciana, las mujeres embarazadas y los enfermos cardiorrespiratorios.
“Imagino que están demorando y resistiéndose a adoptar medidas de restricción de tráfico”, comenta para Social24Horas Miguel Ángel Ceballos, portavoz de Ecologistas en Acción en Valladolid. “Es lamentable esta inactividad municipal, porque las emisiones de los contaminantes que producen el ozono provienen fundamentalmente de los tubos de escape de los automóviles. Lo lógico y lo previsto es adoptar estas medidas”.
Más allá de que el Ayuntamiento esté esquivando su propio protocolo anticontaminación, consultado sobre las medidas de prevención que harían de Valladolid una ciudad más respirable y más sana, teniendo en cuenta los riesgos para la salud que conllevan estos altos niveles de contaminación, Ceballos recuerda que “lo que recomiendan las bases científicas del plan nacional de ozono es que exista una limitación general a la circulación de automóviles”.
Recalca el portavoz ecologista que “esto es una medida estructural que implica un cambio drástico en la organización de la movilidad de la ciudad de Valladolid, como en muchas otras ciudades españolas, que pasa por reducir de forma permanente la presencia del automóvil en la ciudad, favoreciendo los desplazamientos en transporte público y en medios activos peatonales y ciclistas”.
Según la organización, “esta es la política que se debería estar implantando, como se está implantando en otras ciudades, pero lejos de ponerse en marcha en Valladolid, en los últimos dos años estamos asistiendo a un retroceso importante”. Los ejemplos están a la orden del día: “desmantelamiento de carriles bus y carriles bici, y aprobación de una zona de bajas emisiones completamente descafeinada, con un perímetro muy reducido y numerosas excepciones y accesos temporales autorizados”.



