Pocas bandas españolas de rock tienen las cosas tan claras como León Benavente. A lo mejor alguna mañana Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú se levantan con dudas, pero lo disimulan bien. Si los demás no dicen nada, ellos tiran de verborrea; si el resto se ponen intensos, ellos bailan. Si muchos tienden a repetirse, ellos rebuscan en ritmos con más pulsaciones por minuto o en vientos de otras latitudes. Demasiada carretera ya, con muy pocos tropezones.
Social24Horas Valladolid charla con Abraham Boba, vocalista y compositor de unas canciones que dice son “crónicas de nuestros tiempos, del momento en que vivimos, con muchísima información que la gente tratará de la forma que quiera”. Estamos inmersos en la gira de presentación de Nueva sinfonía sobre el caos, su quinto LP, un trabajo de una pieza perfectamente apto también para compartirse tema a tema (La aventura, A la moda, Brillando, Nada, En el festín) en aplicaciones de mensajería instantánea.
PREGUNTA. El nuevo disco se escucha del tirón, que es algo que se hace poco últimamente, en esta era en la que tenemos a nuestra disposición toneladas y toneladas de música. ¿Cómo convivís vosotros, que lleváis mucho tiempo en este negocio, con esta época tan loca?
RESPUESTA (ABRAHAM BOBA). Supongo que cada uno lo hace como puede. Al final, por mucho que lo niegues acabas siendo víctima un poco, no ya de la forma de consumir, sino del acceso que tienes a la información. Todo esto que ahora pasa con la música, escuchar canciones sueltas, canciones cada vez más cortas, escuchar listas y no discos, tiene que ver sobre todo con que se publica muchísima música nueva, con que ahora es más fácil publicar música, y con que ahora está accesible desde el minuto uno para todo el mundo en un clic. Esto hace que vayamos saltando de un estímulo a otro, de un plato a otro, sin saber muy bien a qué sabe el plato que te estás comiendo. Nosotros venimos de una generación más de escuchar discos. Yo la verdad es que vinilos y plataformas, en todos los formatos, pero es verdad que los discos que me interesan los intento escuchar enteros, los intento comprar en vinilo, y me doy cuenta de que están hechos para escucharlos de esa manera: enteros.
P. Precisamente da la sensación de que Nueva sinfonía sobre el caos está pensado como disco. ¿Es así? ¿Lo pensasteis para escucharlo entero o para que la gente coloque sus canciones favoritas en listas?
R. Sí, sí. Nosotros a la hora de hacer un disco nuevo necesitamos tener un contexto en el que movernos, y ese contexto lo acaba dando el conjunto de canciones que compone el disco. Es verdad que una de las premisas de esta vez era hacer un disco corto, de canciones cortas, muy directo, imaginando cómo sonarían las canciones en los conciertos. Siempre trabajamos con el concepto de disco, sin ser conceptual, pero con un hilo de conexión tanto en las letras como en la música, canciones que se complementan unas a otras. Y el orden, a lo que dedicamos mucho tiempo también.
P. Es que el orden es clave en este álbum, te va guiando y llevando por toda una colección de sensaciones, altibajos que nunca llegan a ser bajos del todo, porque la verdad es que es bastante optimista.
R. Está bastante arriba, sí.
P. Recuerda (quizá sea la intención) a cuando Bobby Gillespie dijo, con uno de los discos de Primal Scream, que solo querían hacer bailar a la gente. Bailar es importante y muy terapéutico. ¿León Benavente estaba también pensando en eso?
R. Totalmente. Lo que pasa es que Bobby Gillespie es un tío muy listo, aparte de muy elegante. Seguro que además de bailar en el fondo siempre ha hecho que su público reflexione de alguna manera. Solo ver la evolución que ha tenido su grupo creo que va más allá de la estética musical que propone. Nosotros también. En este disco cabe el baile, el hedonismo y el desenfreno, pero también la reflexión. Todas las letras tienen ese poso como de llorar en la pista de baile.
P. Retomando lo de los formatos, entre el merchandising de los conciertos de León Benavente no faltarán los vinilos, ¿verdad?
R. Sí, sí, llevamos vinilos. De hecho estamos muy contentos porque hemos tenido que hacer una segunda edición. Es un disco autoeditado, después de muchos años en Warner, y es toda una alegría. Igual que ver que las salas se están llenando y que la gira yo creo que es la mejor que hemos hecho. Es muy gratificante.
P. ¿Y qué opinión te merece la otra cara de la moneda que comentábamos, la de las plataformas como Spotify? Para que los fans lo sepan, ¿como músicos, qué os aporta?
R. Para mí son una biblioteca. Me encantaría decirte que no escucho Spotify, porque el trato que tiene con los músicos es una auténtica mierda, es así. Sobre todo con músicos como nosotros. No soy el único que lo opina. Son estas contradicciones de hoy en día: por un lado estás quejándote de una cosa y por otro lado la estás alimentando.
P. ¿El trato en lo económico, te refieres?
R. Sí, económicamente sobre todo. Lo decía Björk el otro día (ella va todavía más lejos, ya no tiene nada que perder; quizá yo algo más…): que lo peor que le había pasado a la música no era internet, sino las plataformas de streaming como Spotify. Los músicos en el fondo llevan muchas generaciones viviendo de lo que un músico tiene que saber hacer (aparte de componer): tocar en directo. Quizá hubo una época de bonanza de la industria en la que los artistas ganaban mucho dinero porque vendían millones de discos y eso les ofrecía unos royalties a algunos, a los que habían negociado bien, con mucho reporte de dinero. Pero nosotros llevamos treinta años en la música y creo que ninguno ha vivido nunca de los discos que vendemos. Por otro lado, las plataformas de streaming tienen eso de que la gente acceda a tu música, la conozca, gratis en muchas ocasiones, y luego pueda ir a tus conciertos. Es difícil ese equilibrio. Es lo de vivir con las contradicciones.
P. ¿Alguna plataforma se salva?
R. Qobuz dicen que puede tener unas condiciones mejores. O Apple Music, no lo sé. Me pierdo un poco en todo esto. Es también parte de este juego: perderte en un ente corporativo que no sabes ni qué es, pero que por mucho que lo intentes… De hecho, hay muchos artistas que han retirado su catálogo de Spotify y luego han vuelto a ponerlo. Seguro que porque te das cuenta de que hay batallas que es muy muy difícil librar, y es mejor librarlas en otros aspectos.

P. Como decíamos, lleváis muchos años, ¿eres muy de escuchar consejos? ¿Recuerdas alguno que te hayan dado y que lo hayas seguido?
R. La verdad es que no. Pero si se puede dar un consejo en este mundo es intentar tener toda la paciencia posible.
P. La siguiente pregunta era esa: si eres muy de dar consejos.
R. Tampoco. Todavía no soy una leyenda como para dar consejos a los demás. Es verdad que llevamos muchos años, cada uno de nosotros te lo podría decir: la experiencia obviamente te lleva a entender esto de otra manera, que esto es un oficio. Es importante darse cuenta en todo momento de que dedicarse a la música puede parecer muy artístico y rimbombante pero en el fondo somos trabajadores, somos artesanos de las canciones.
P. Siempre dices que es bueno que el artista busque sorprenderse a sí mismo para luego sorprender al público. ¿A ti, de todo lo que escuchas, qué es lo que más te sorprende?
R. La verdad es que bastantes cosas. Los cuatro del grupo escuchamos música muy variada, somos muy eclécticos, desde música clásica hasta jazz, pasando por lo que hacen nuestros contemporáneos tanto aquí como afuera. Es verdad que yo últimamente lo que más he escuchado es música electrónica. El año pasado, por ejemplo, escuché mucho el disco de Jamie xx, o todo lo que lleva haciendo Fred Again: me interesa mucho también como concepto de canción, música electrónica que tiene mucho de emocional. El último concierto en el que no pude parar de llorar fue uno de Bon Iver hace un par de años. Y luego la gente que hace aquí cosas, aunque sean de estilos diferentes: Alcalá Norte, Carolina Durante, Biznaga. También alguna propuesta de electrónica: yo soy muy fan de Óscar Mulero. El otro día vino a un concierto que dimos en Gijón y yo estaba como si me hubiera ido a ver Paul McCartney.
Víctor David López