Las calles de Valladolid se tiñeron con los colores de la bandera de Palestina con cerca de tres mil personas en una tarde de sábado veraniega en octubre en la que la ciudad se unió a la movilización estatal que reclama el fin del comercio de armas y de las relaciones con Israel.
Programada para las siete de la tarde, la marcha tardó en iniciar su serpenteo por el centro desde Fuente Dorada debido a la enorme aglomeración en el embudo hacia la calle Regalado. Cuando comenzó a caer la noche, la plaza de España lucía completamente llena, igual que había venido repleta también la calle Santiago hasta la plaza de Zorrilla. Por Teresa Gil los manifestantes tomaban el camino de regreso al punto de partida.
Las pancartas, durante el trayecto, subrayaban la palabra genocidio y se acordaban, entre otras cosas, de los miles de niños y niñas asesinados por el ejército israelí en los últimos dos años (la ciudad los homenajeó en un velatorio en la plaza de San Pablo, leyendo todos y cada uno de sus nombres durante trece horas el pasado 7 de septiembre).
La manifestación fue ejemplar y se desarrolló sin incidentes, más allá de algún caso aislado de provocaciones de ciudadanos que, pasando cerca del tumulto, sobre todo al inicio del trayecto, realizaron gestos obscenos a los manifestantes y tuvieron que ser advertidos por la policía y reconducidos por otro camino.
Solidaridad y preguntas infantiles
De sobra ha sido demostrada la solidaridad de la ciudad ante esta barbarie que marcará a toda una generación, aunque la mayoría de las veces sea complicado digerir, en la lejanía, las noticias que llegan desde Oriente Medio. Como a la marcha acudieron también un buen número de familias con hijos, alguno de los cánticos llamaban la atención de los más pequeños: “¿Qué es un genocidio?”. Los adultos eran colocados entonces ante un espejo cruel, obligados a rebuscar en el vocabulario infantil alguna forma de explicar a un recién llegado la existencia de tanta maldad. ¡A saber cuál sería la siguiente pregunta! ¿Por qué lo permitimos?
Poniéndonos técnicos, se podría responder que Naciones Unidas (que ha reconocido oficialmente que Israel lo está llevando a cabo contra el pueblo palestino) define genocidio como “cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: matanza de miembros del grupo; lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; o traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo”.
Se castigará, afirma Naciones Unidas, el propio genocidio; la asociación para cometer genocidio; la instigación directa y pública a cometer genocidio; la tentativa de genocidio, y, también, aunque muchos gobiernos, instituciones, empresas y gente de a pie no se den por enterados, la complicidad en el genocidio. Pero, claro, ¿cómo demonios se le explica esto a un niño?
V.D.L.




