Junto a la primera fila, un cesto del que se han escapado un montón de manzanas, la fruta prohibida; en las butacas de la sala de teatro experimental del Miguel Delibes, más de cuatrocientas personas expectantes; en el escenario, segundos después, mujeres con mácula y también la inmaculada, la única concebida sin la mancha del pecado original. Todo ello formando parte de un baile tierno y a la vez furioso, una danza de puro empoderamiento.
Se cerraba este sábado 20 de diciembre la V edición del ciclo Comunidad a Escena con la compañía Fresas con Nata y su Hijas de Eva, un montaje soberbiamente dibujado en el aire por las bailarinas Sara Vinagrero, Ruth Martín, Celia Cabezas y Victoria Makovey, con producción de Juan Pardo Sanz.
El espectáculo plantea la lucha de la mujer a lo largo de los siglos y su representación en la historia del arte, y varios detalles conmueven: por ejemplo, seguir los movimientos de la ucraniana Victoria Makovey, dominando el ritmo y el compás tanto como las volteretas hacia atrás. Makovey es la Virgen María, ni más ni menos. Una Virgen María que rechaza el manto, la saya, el velo y la corona.

Pero también hay un micro y una cantante solista. La presencia de Rocío Torío, entrando y saliendo de escena, ilumina el espacio. Su chorro de voz, hablando y cantando, es el hilo conductor perfecto para el argumento. Torío interpreta brillantemente el Feeling Good de Newley y Bricusse, popularizado por Nina Simone, y deja al público con ganas de más (¿al menos otra más?).
El meritorio trabajo de producción visual coordinado por Lara de la Puente ayuda a compactar la historia representada sobre el escenario. Especialmente atractivo es el pasaje que va comparando poses de modelos de nuestra era con la representación de mujeres en obras de pintura clásica. Todo ello se proyecta en la enorme pantalla de la sala, convirtiendo la velada casi en una experiencia inmersiva.

La calidad de la mezcla de danza (Vinagrero y Martín son también las coreógrafas), música y proyecciones hizo que el público terminará satisfecho, dedicando una sonora ovación a todas las protagonistas. Hijas de Eva ha sido representada tan solo en cuatro ocasiones, con periodicidad más o menos anual, lo cual otorgó más emoción todavía al momento de descompresión final, y a las merecidas felicitaciones que se sucedieron tras este laborioso homenaje a todas las mujeres guerreras.
Víctor David López




