Hay que tener mucha paciencia, buscar la calma tras la tormenta, acumular en los buenos momentos preparando las etapas de escasez: son claves de la profesión del actor, que resumió emocionado el segoviano Luis Callejo, Espiga de Honor en la 70ª edición de la Seminci. La entrega del galardón tuvo lugar en el teatro Zorrilla este miércoles 29 de octubre, en el marco de la Gala de Cine de Castilla y León.
Con casi 30 años de experiencia como intérprete, Callejo ha participado en más de un centenar de obras de teatro, cortos, largos y series, llegando a recibir tres nominaciones a los premios Goya: mejor actor revelación en 2006 por Princesas, de Fernando León de Aranoa; mejor interpretación masculina protagonista en 2017 por Tarde para la ira, de Raúl Arévalo, y mejor actor de reparto en 2020 por Intemperie, de Benito Zambrano, película que inauguró la 64ª Seminci.
Fue precisamente Zambrano, junto a la actriz y guionista Marta Aledo, el encargado de dedicar unas palabras a Callejo antes de que el consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, hiciera entrega del galardón. «Es el premio más bonito e importante que me han dado en la vida. Y lo asumo como una responsabilidad y un impulso hacia delante».
Luis Callejo dedicó la Espiga de Honor a todos sus maestros y compañeros de la RESAD: «Amo mi profesión porque es una vida de aprendizaje. Recomendad a vuestros hijos que sean actores y actrices; conocerán gente y verán mundo», se permitió sugerir ante todos los presentes.

El primer contacto de Callejo con las artes interpretativas fue en un taller mientras cursaba un Erasmus en Derecho en París. Al regresar a España se licenció en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) e inició su carrera protagonizando cortometrajes de la mano de Sergio Barrejón y José Manuel Carrasco, entre otros. No tardó en dar el salto al cine con películas como El penalti más largo del mundo y El club de los suicidas, ambas dirigidas por Roberto Santiago.
Desde entonces ha participado en más de una treintena de largometrajes entre los que destacan títulos como La mula (Michael Radford, 2013), Gente en sitios (Juan Cavestany, 2013), La herida (Fernando Franco, 2013), Palmeras en la nieve (Fernando González Molina, 2015), Kiki, el amor se hace (Paco León, 2016), El hombre de las mil caras (Alberto Rodríguez, 2016), Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016) y Oro (Agustín Díaz Yanes, 2017).
Entre sus últimos trabajos en cine se encuentran La casa, de Alex Montoya; El cautivo, de Alejandro Amenábar, y Sin cobertura, de Mar Olid. Además, tiene pendientes de estreno Sacamantecas, de David P. Sañudo, y La luz, de Fernando Franco. «Actuar es casi un arte marcial, requiere mucho control mental. Es una profesión verdaderamente peculiar y yo quiero hacer esto hasta que me muera, hasta que esté muy mayorcito y me llamen para hacer de hombre moribundo», ha concluido Callejo.

 
			    


 
		 
		 
		