Pero el tema peliagudo aquí está, en exigir cuando tú, no aportas.
Me encuentro ahora mismo, en un momento transicional en mi vida, y como tal, es digno de ser memorable, pues todas las etapas, tienen su proceso que te marca y te deja huella.
Ahora, queridos lectores, me hallo en una nueva batalla con la universidad, institución dedicada a fomentar la cultura, pero que paradójicamente, lo que a veces hace, es justo lo contrario por desfortuna.
Bien interesante que es el máster que he cursado, y mucho más, el trabajo que creo digno de una defensa, y que da el cierre al mismo. Se trata, de un trabajo artístico, acerca del perfume y sus influencias en otras artes.
Vaya, todo un derroche de sensualidad y sobre todo de aprendizaje, que para mi como coleccionista que soy de perfumes, me ha parecido más que grata la investigación.
Me resulta, sin embargo, bastante penoso, que la persona que me ha dirigido este trabajo, por llamarle de alguna manera, puesto que yo me he tenido digamos que buscar la vida sola para hacerlo, con mis limitaciones, que lo único que haga, es justo criticar, sin aportar, ni construir.
Es verdaderamente sorprendente la capacidad humana tan destructiva que tenemos, y como hay quien si pudiera, te arrancaría de cuajo tu conocimiento, para quedárselo él.
No me gusta victimizar ni dramatizar. Tan solo me siento perpleja de que alguien que tiene el cometido de fomentar la cultura, pues emana de una institución como la universitaria, le resulte tan difícil de entender que yo, no compito en igualdad de condiciones que los demás.
Sé, amados lectores, que por mi manera de vivir, a veces incluso, pueda parecer hasta que soy vidente! Pero… A la hora de la verdad, considero que hay que tener en cuenta una serie de aspectos objetivos, que creo que a pocos, les pasarían desapercibidos.
Si en lugar, amada gente, de criticar mi trabajo porque según esta persona es escaso en fuentes y un mero resumen de las mismas, la universidad exigiese bibliografía accesible para todos, mejor que iríamos en general.
Y esta es sin duda, la clave de la cuestión. ¿Cómo alguien que directamente se ha desentendido de mí, y que me ha dirigido un trabajo tan solo con una tutoría presencial, se puede permitir tales críticas?
Sí, digo bien… exige cuando aportes, y de este modo, serás más creíble.
Ya no es, lectores, la primera batalla que tengo con la universidad. Solo es una de tantas, que no sé si ganaré o perderé, pero de lo que estoy segura, como tenaz y peleona que soy, de que en esta ocasión, pienso ir a por todas, y nadie me va a callar.
Como digo yo, Dios existirá para quienes creen en él, y no para los demás. Por muy profesor que seas, por muy miembro de un tribunal que te designen, tú, no puedes ir avasallando a to antojo y hacer que todo el mundo se someta a ti, en una especie de relación prototípica del feudalismo medieval.
Y tampoco, amada gente, se puede uno permitir el lujo de exigir, cuando a una alumna invidente como yo, le mandas las correcciones de un texto de revisión, en color rojo. Debió de pensar esta persona, que tal vez el rojo, lo iba yo a ver con más nitidez.
Si es que estos de arte, están hechos de otra pasta….
Lo dicho, solo exige, si tu aportas.