Es un mal que llevamos arrastrando años. Hace mucho tiempo ya lo advertían insignes doctores en medicina como Pardo-Canalis y Torres-Sánchez Blanco: “Hay que dotar a los profesionales de la salud y a los docentes de herramientas necesarias y “autoridad” , para divulgar y vulgarizar la importancia de la higiene y de la alimentación en la salud de la comunidad”.
Las consecuencias están presentes en nuestra sociedad y lastrarán el futuro de infinidad de personas disminuyendo su esperanza de vida y arrastrando diversas enfermedades que les acompañaran hasta el final de sus días.
¿Exageración?
No. En la actualidad, en nuestro país, España, y, en nuestra provincia ,León, no escasean los problemas; somos líderes en sobrepeso infantil, paso previo a la obesidad.
Un niño con sobrepeso y posteriormente obeso, será, sin ninguna duda, un adulto enfermo, y, un adulto enfermo, se convertirá en un anciano social y económicamente insostenible. Y lo más grave: un niño obeso, reduce en 13 años sus expectativas de vida.
Esto en lo que se refiere en alimentación; si nos centramos en el tema de la higiene; ha tenido que venir un “bicho” para recuperar prácticas medievales y demostrarnos que no estábamos tan seguros ni con nuestro sistema sanitario, ni, con nuestras conductas.
Hace ya demasiado tiempo, cuando la medicina se basaba en la observación, y, antes de la aparición de Pateur y Koch, se ponía en práctica el distanciamiento social, ya, que sin saber la causa, se sabía que una persona sana podía enfermar si se relacionaba con una persona enferma.
Si que es cierto, que las vacunas y la aparición de los antibióticos han contribuido de forma notable a mejorar la salud de los ciudadanos y a aumentar sus esperanzas de vida; pero, el compromiso personal con la salud ha de ser irrenunciable; no podemos descargar constantemente la responsabilidad de nuestra salud en el sistema sanitarlo y sus excelentes profesionales y para ello precisamos de la formación adecuada; y, esa, esa, es nuestra obligación.
Es curioso, pero el ser humano, necesita constantemente instrucciones claras para las actividades básicas de la vida diaria, para inmediatamente, ignorarlas y confiar que el “sistema”, soluciones todos sus problemas.
¿Hay solución?
Claro que hay solución, pero esta pasa por: aquellas personas que tienen responsabilidad, la ejerzan; a aquellos que se les ha privado de autoridad y trascendencia (docentes), la vuelvan a recuperar, y, por que los ciudadanos, seamos conscientes que preservar nuestra salud es una obligación, una obligación personal, para con el resto de los seres humanos.
En próximos capítulos , intentaré “desgranar” diferentes aspectos de la alimentación-nutrición e higiene con el objetivo de que nos ayude a tomar decisiones apropiadas y encaminadas a preservar o en todo caso, recuperar nuestra salud.