A menudo me ha gustado pensar, analizar y discernir en mis propias mareas de ideas… Como observadora incansable, me suelo fijar en todos los detalles que si bien, la vista ocular, no me aporta, otros sentidos, que suplen al que falta, sí que lo hacen…
Hay ocasiones en que las conductas humanas me parecen absolutamente memorables y ejemplares… Pero otras muchas veces, lo disparatado de las mismas, creo que roza hasta lo grotesco…
¿Qué sentido puede tener dejarse en un baño de un restaurante el grifo abierto cuando se hace con el único objetivo de que corra el agua sin más? Aún sabiendo que mucha gente está en carestía, que hay zonas donde ni siquiera pueden disfrutar de este bien natural para beber, hay personas, que disfrutan derrochando…
No es la primera vez que me he encontrado esto… Entrar al aseo de algún bar o restaurante, y el grifo corriendo a chorro… Ya sé que la solución sería poner grifos de los que se apagan automáticamente pasado un tiempo, y por supuesto, sería eficiente… Pero siempre he apostado por la concienciación individual, como salvadora de todas estas incongruencias humanas…
Y me he preguntado demasiadas veces que lleva a una persona a crear o a disfrutar haciendo esto… Puede ser que los despistes sean la respuesta, o que simplemente no se dan cuenta de que estas acciones, tienen un coste…
Pero creo que para mi desdicha, la opción más barajable, y aunque menos razonable, es la cierta… Ganas de destruir, de perjudicar, y en definitiva de derrochar, cosa que en estos tiempos creo que debería de pensarse dos veces…
Todo es de todos, entre todos podemos lograr que todo funcione.
Hacer por hacer, o qué sé yo…

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