El Servicio de Espacios Verdes de la Concejalía de Desarrollo Urbano ha retirado manualmente ya más de 3.000 bolsones de procesionaria en la ciudad de León. Asimismo, el Ayuntamiento de León ha colocado collares en los árboles que impiden que las orugas lleguen al suelo, interrumpiendo así su ciclo biológico. Todo ello lo están llevado a cabo a través de un programa de gestión de la procesionaria del pino en el arbolado urbano de la ciudad. “Cabe destacar que estas intervenciones las realizamos en aquellos espacios de propiedad municipal, por lo que hacemos un llamamiento a los propietarios de fincas con este tipo de plagas para que pongan coto a las mismas. Destacar, también, que desde el Servicio de Espacio Verdes seguimos trabajando de forma intensa para evitar el problema que genera esta oruga”, ha destacado el concejal de Desarrollo Urbano, Luis Miguel García Copete.
En la presente campaña, el Ayuntamiento de León ha notado un aumento muy considerable de presencia de procesionaria en el municipio de León con respecto a años anteriores. Esto ha sido motivado por un invierno con temperaturas muy templadas y, especialmente, por la presencia de árboles y bosquetes infectados de procesionaria en el entorno del municipio.
La presencia de esta plaga en el ámbito urbano es fácilmente detectable visualmente gracias a los llamativos bolsones de seda blanca que crea en el periodo invernal. Estos generan cierta alarma social como consecuencia del carácter urticante de los pelos que recubren al insecto en su fase larvaria (orugas). La sustancia que le confiere este carácter urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina. Bien por contacto directo con las orugas, o bien porque los pelos urticantes se desprenden de las mismas y flotan en el aire, este poder urticante puede dar lugar en los humanos a procesos de irritación de oídos, nariz y garganta, así como a intensas reacciones alérgicas. Lo mismo sucede con las mascotas, especialmente con los perros. Se trata por tanto más de un caso de salubridad pública que de gestión de una plaga forestal. Si bien las masas o ejemplares de coníferas potencialmente hospedantes en el interior de la ciudad de León son puntuales, el grado de afectación de las mismas es elevado. El motivo no es otro que la infestación de los bosquetes de pinos del entorno del municipio, especialmente La Candamia, Pinares de Lorenzana y Camposagrado y el Monte de San Isidro.
Las medidas de control de la plaga de procesionaria llevadas a cabo en León son tres: las semioquímicas o biotécnicas (empleo de feromonas), culturales (que consisten en cortar los bolsones o nidos de invierno que en León se generan entre los meses de enero y marzo) y las medidas mecánicas (allí donde resulta imposible acceder a los bolsones se coloca alrededor del fuste del árbol una barrera física, o collar de descenso de copa, que detiene y captura a las orugas durante su procesión camino del suelo. La instalación se realiza siempre a una altura suficiente como para que no resulte accesible a los viandantes).
En la presente campaña 2023/24, además de continuar con las medidas anteriormente expuestas, el Servicio de Espacio Verdes pretende avanzar en la lucha integrada contra esta plaga mediante la utilización de otro tipo de medidas como son las químicas. Previa definición y aprobación municipal del oportuno plan de trabajo, el Servicio lleva a cabo un tratamiento fitosanitario del arbolado mediante el empleo de técnicas de endoterapia. Mediante estas técnicas el agente insecticida (Vertimec) es incorporado por inyección a la corriente de savia del árbol hospedante de la colonia de procesionaria, siendo ingerido por la oruga durante su defoliación. Este resulta completamente inocuo para la salud de la población y para el resto de fauna asociada al ejemplar tratado. Este tratamiento está previsto ponerlo en marcha en las próximas semanas y centrándose en los ejemplares de más difícil acceso para los medios de retirada manual.
Sobre la procesionaria del pino
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una especie de lepidóptero (mariposas y polillas) que está considerada como la más importante defoliadora (devoradora de hojas) de los pinares españoles.
La vida de las orugas transcurre, en general, durante un periodo de unos 30 días que se puede prolongar si las condiciones climáticas no son favorables. Alcanzada después de este tiempo la madurez, se preparan para enterrarse y crisalidar, permaneciendo unos días en el bolsón sin salir a tomar alimento. En los primeros días primaverales, después de la salida del sol, las orugas maduras abandonan los pinos en procesión para dirigirse a los lugares de enterramiento. A la cabeza de la cada procesión va siempre una oruga hembra, mejor dotada, al parecer, que el macho para localizar el sitio idóneo donde ha de enterrarse la colonia.