La Asamblea Ciclista de Valladolid (ASCIVA) cumple treinta años con más energía en las piernas que nunca, pedaleando hacia el futuro, de reivindicación en reivindicación; siempre con entereza y compañerismo, que es lo que se respira en las tradicionales citas de la Masa Crítica, el primer viernes de cada mes a las 20:00 en la plaza Mayor.
Y siempre avanzando en las proclamas. En los últimos meses, ASCIVA sigue resistiendo e insistiendo en su documento Plan de Infraestructura Ciclista de Valladolid- Manual Técnico. Según la veterana entidad, que trata de poner su granito de arena a la hora de repensar la movilidad de la ciudad y la calidad de vida de los vecinos, «otras ciudades europeas con condiciones similares disfrutan de un uso masivo de la bicicleta, ya que en ellas se ha dado un apoyo enorme a su utilización, creando una buena infraestructura segregada y conectada».
En el documento, ASCIVA explica que «la estrategia ciclista planteada hasta ahora ha sido errónea y un fracaso. La implantación de tramos concretos que amplían mínimamente la red no ha conseguido elevar la movilidad ciclista significativamente. Sevilla es un ejemplo de lo que sí que hay que hacer: una implantación masiva en un corto plazo de tiempo, que da un vuelco a la movilidad y calidad de vida de la ciudad». Otros ejemplos que mencionan en su análisis son Vitoria y Valencia. La mayoría de los problemas surgen porque, en palabras de la asociación, «el carril bici predominante en Valladolid es la acera bici bidireccional con anchos insuficientes y peligrosos, generando muchos conflictos y problemas de seguridad entre peatones y ciclistas».
Además de señalar cuáles serían las modalidades ideales de carril bici para Valladolid, y cómo tendría que ser la conexión perfecta del anillo ciclista, ASCIVA promueve y divulga a través de sus redes sociales el uso de la bicicleta para ir poco a poco sensibilizando a la población. En sus perfiles, la asociación comparte contenido propio y también ajeno, de miles de ciclistas a lo largo y ancho del país. Hace unas semanas, sin ir más lejos, compartían un vídeo de una calle de París en la que existía un contador de bicicletas: en un día pasaron más de 15 000. Dado que sería desolador retroceder al momento en el que pasaban por allí 15 000 personas en sus respectivos vehículos, la ASCIVA, y otras muchas organizaciones de la misma naturaleza, tendrán que seguir pedaleando no solo por ellos, sino por todos.