Una mañana de viernes frío, lluvioso y prenavideño, cinco jóvenes mujeres calientan motores en una de las salas de entrenamiento de Andén 47, el espacio cultural polivalente que creó la compañía Fresas con Nata hace una década. Las integrantes del colectivo han ido llegando con ganas y ataviadas con la obligada ropa invernal, mientras Sara Vinagrero, que conversa con Social24Horas en el sofá del vestíbulo, las saludaba al entrar y las orientaba: “Están en La Caja”.
Una vez en La Caja (pequeña sala adyacente a la principal), el cambio de vestimenta indica que Ruth Martín, Rocío Torío, Victoria Makovey y Celia Cabezas ya están listas para la acción: es el penúltimo ensayo de Hijas de Eva, un espectáculo de danza contemporánea (o de danzas urbanas con lenguaje contemporáneo) que nació durante la pandemia del Covid-19, se prestrenó en diciembre de 2022, y solo sucede una vez por año, lo cual convierte al evento en un lujo, y al público en ciudadanos privilegiados.
Este sábado 20 de diciembre, en el Centro Cultural Miguel Delibes, Hijas de Eva (un montaje que va mutando) cierra la V edición del ciclo Comunidad a Escena, convocatoria surgida de la sinergia entre la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León y la Asociación de Artes Escénicas de Castilla y León (ARTESA).
La idea original salió a la superficie a partir de un conjunto de ilustraciones de la propia Sara Vinagrero, directora artística. Dibujó a familiares suyas, “mujeres guerreras, con heridas de guerra”. Luego lo compartió con Ruth Martín, que es historiadora del arte: “Decidimos hablar de la historia de la mujer a través de cómo se ha representado la mujer en la historia del arte”.
Comenzaron poco a poco a reunir simbología, a reflexionar sobre el imaginario colectivo creado a lo largo de los siglos. El principio sería Eva, y luego vendría la Virgen María. Pero también hay una Bruja, y aparece Afrodita, e incluso Lilith. “¿Qué pasaría si esos prototipos de mujer se encontraran ahora en el siglo XXI y se conociesen y conviviesen?”, se pregunta Vinagrero.
Caminando por Andén 47 es fácil viajar de un universo a otro en un pestañeo. Justo al lado de La Caja, donde trabajan las intérpretes de Hijas de Eva, en la Sala 47 (la principal) tiene lugar la prueba de luces del espectáculo Aracnea, de Blueberry Dance Project (coreografía e interpretación de Serena Manserra y Silvia Reguera), que está programado allí mismo para este domingo 21 de diciembre a las 18:00. Juan Pardo Sanz, cofundador de Fresas con Nata, está a los mandos de la producción y de los focos.
Hijas de Eva es una obra viva, que requiere oxígeno y atención, por eso ahora no es lo mismo que cuando se representó por primera vez en Valencia, sobre todo a nivel coreográfico. “Ruth y yo hemos revisando el contenido de la última versión, hemos corregido cosas que no nos terminaban de convencer”, explica la directora artística. “El propio concepto ha cambiado, nosotras hemos cambiado, nuestras skills han cambiado dentro del mundo de la danza. A lo mejor nos sentimos más conectadas con un tipo de movimiento que hace un año y medio quizá no tanto”.
La artista Lara de la Puente se ha encargado de la parte visual, de trazar paralelismos entre la simbología de la historia del arte, sobre todo en la pintura, y la mujer actual. Es la búsqueda milimétrica de la perfección. Igual que cuando Rocío Torío se coloca frente al micro. Lo segundo que ha dicho la cantante tras los buenos días, una vez atravesada la puerta (o tal vez lo haya dicho antes de los buenos días), es que venía con una idea nueva para pulir algún pasaje que no había salido impecable en la anterior reunión.
La temperatura ya ha subido, es la propia del ambiente de un día grande, pero al otro lado de la puerta está el invierno, que pasa de largo sin detenerse en el trabajo diario de la compañía Fresas con Nata, dispuesta a que este proyecto iluminado siga recorriendo kilómetros, que perdure, y que todo el mundo mantenga la misma ilusión que se tiene cuando se llega al local para el penúltimo ensayo.
Víctor David López




